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Seguro que alguna vez has escuchado de cerca la frase: “esfuérzate más”, o dicha de otra manera:“necesita más esfuerzo”; y seguro que las primeras veces han sido en las etapas de primaria y secundaria, aquellas que cursan con el desarrollo bio-psico-social del niño, y por tanto pueden dejar huella de cara a la etapa adulta si no se cuenta con una autoestima fortalecida.

La mayoría de los casos con los que trabajamos en Educ-at cursan con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) o presentan sintomatología sin llegar al diagnóstico, pero casi todos ellos se asemejan en manifestar dificultades atencionales las cuales les penalizan en el sistema escolar actual. Un sistema escolar imperante con un formato de clases teóricas, donde el alumno es el oyente, no debe levantarse de su asiento, y se tiene que automotivar para tener una escucha activa durante horas.

Estos menores con TDAH al llegar a su casa, y debido al pobre aprovechamiento de las clases, tienen que reponerse a pesar de la jornada “laboral” y entender la teoría que no han entendido en clase, hacer ejercicios, incluso estudiar para el examen del día siguiente. Esas dificultades atencionales, las distracciones (internas y externas) que presentan y lo que les cuesta inhibirlas y reconducirlas, junto con el cansancio acumulado por el esfuerzo mantenido que deben de hacer, les conllevan cierta pérdida de tiempo hábil. Si sumamos las 8 horas de colegio, más las 4 horas de la tarde que utilizan para la tarea de casa, contamos con 12 horas de trabajo, que aprovechadas o no, tienen que estar dedicadas a lo escolar.

Por tanto, aquellas personas que les digan que tienen que esforzarse más, estarán siendo generalmente injustos con ellos, por no entender sus dificultades y por no valorar lo que ya están haciendo.

Con el fin de crear conciencia y que cada vez quede menos para que esto deje de ocurrir, os dejamos este decálogo con diez pautas para valorar su esfuerzo y animarles a seguir en los momentos de bloqueo:

1. Empatiza y refuerza positivamente lo que ya sí están haciendo: es importante entender que ellos tienen la sensación de que están haciendo todo lo que pueden, ocurriendo que a veces no se les reconoce esa labor y sólo se les exige más.

2. Muéstrales la realidad objetiva: en muchas ocasiones, ante la incongruencia de la exigencia externa y la sensación interna de saturación, los menores piensan que no merece la pena seguir estudiando. Tienen la sensación de indefensión, de que hagan lo que hagan no va a servir. Haced un listado de cosas objetivas que se están haciendo hasta ahora y que hay que mantener hasta el final para conseguir el objetivo.

3. Recurre a experiencias de éxito: debido a la carga emocional, les resulta difícil recordar episodios anteriores en los que lograron sus metas. Aprovecha para recordárselos y desmontar sus teorías negativas del momento.

4. Dale tiempo para expresar su frustración: necesitan gestionar esa emoción que les está frenando.

5. Stop, ¡para!: muchas veces, ante el bloqueo, lo mejor es parar, tomar aire, salir a la calle para organizar la mente y volver a la tarea. No es perder tiempo, es aprovechar lo que queda con las pilas cargadas.

6. Pídele que, junto a ti, también reflexione en voz alta y busque soluciones a esta situación. Sus alternativas son igual de válidas e importantes.

7. La importancia de la palabra: el hecho de cómo nos hablamos, guía nuestra emoción y nuestro comportamiento. Por tanto, haced conscientes todas las ideas distorsionadas que pueden salir de esta situación: “no voy a ser capaz”, “nunca es suficiente”, “es imposible”. Tienden a catastrofizar o polarizar la realidad. Por cada pensamiento dañino, dos positivos.

8. Fomenta el desarrollo de otras áreas vitales: los menores son mucho más que el área académica. Necesitan desconectar del colegio, y hacer deporte o actividades de ocio en familia y con amigos son una buena opción.

9. Informa a los profesores: muchas veces los centros educativos no son conscientes de cómo afectan el día a día y sus comentarios a los alumnos. Ellos también pueden y deben ayudar a su alumno de manera individualizada.

10. Agradece. Si has conseguido aplicar alguna de las pautas aquí presentes, significa que has podido entablar una conversación profunda con ese niño o alumno que tenía un problema. Dale las gracias por haber compartido eso contigo, fomentarás un buen vínculo y mayor confianza para futuras ocasiones.

Todos los que formamos parte de las áreas de influencia de nuestros menores podemos ayudarles en mayor o menor medida, por tanto padres, familiares, profesionales de la salud, educación y deporte, amigos, etc… sigamos ayudando a crecer.

Laura Martín

Psicóloga de Educ-at

educatdah.com

 

Potenciando la autonomía

Uno de los objetivos prioritarios en el desarrollo es motivar la capacidad para realizar por nosotros mismos las tareas y actividades que nos corresponden. Indudablemente, la autonomía tiende a ir de la mano de compañías tan deseables como la adaptación a situaciones sociales (mejorando por tanto la competencia de relación con los demás) o el aprendizaje. Sin embargo, más allá de resaltar sus múltiples beneficios, bien sabidos por todos, queremos presentar algún recurso útil y práctico que englobe tanto características formales, como de contenido.

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Es decir, cuando nos planteamos transferir responsabilidad o poder a nuestros hijos, lo hacemos pensamos en su evolución y bienestar, pero también en dejar de ser paulatinamente esa fusión entre loros y policías que emiten recordatorios asegurándose de que llegan a buen puerto.

Esta es una de las primeras premisas que queremos matizar, la autonomía constituye una de las dianas más ambiciosas y “atemporales”, puesto que precisa de ingredientes tales como constancia, paciencia, motivación y dinamismo. Precisamente por eso no podemos exigirnos a nosotros mismos que nuestros hijos pasen de necesitar ayuda para vestirse, a que se prepare la ropa para mañana y se vista sin protestar o volver a su cómoda situación anterior.

Progresión y constancia, si hiciésemos esto sería el equivalente a enseñar a montar en bicicleta sin ruedines (casi ni pasando por triciclo).

Por ello, primer matiz que facilitará que los ingredientes que hemos nombrado se mantengan latentes: ajustemos expectativas, ya que la frustración es mala enemiga en la transferencia de responsabilidad y es probable que nos visite si pretendemos cambios inmediatos.

Por otro lado, si hablamos de objetivo “atemporal”, es porque precisa de una evolución que irremediablemente implicará tiempo. Sin embargo, ese tiempo será mucho más eficaz si ponemos el foco en algunas de las rutinas.

Es decir, en lugar de buscar que se vista solo, desayune, llegue y meriende antes de hacer los deberes, dejando por supuesto todo recogido antes de la ducha, podemos dividir dichos hábitos por periodos. Por ejemplo, centrarnos en las rutinas de tarde: merienda, cambio de ropa, organización pre tareas- estudio, recoger y preparar la mochila para el próximo día. Es útil comenzar por una franja del día y potenciar su desarrollo de manera concreta.

A todos nos han enseñado antes cómo funciona la palanca de cambios, pre-requisito del famoso juego de pies y hemos terminado conduciendo, ¿verdad?

Hasta el momento, chip de la autonomía como aquella evolución que precisa de tiempo, además de dividir las rutinas para aumentar la probabilidad de que esa transferencia se dé con eficacia.

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Como hemos adelantado al inicio, la autonomía favorece un clima de tranquilidad y bienestar por una doble vía; nosotros abandonamos progresivamente el papel de guía externa y ellos, mucho más importante, se sienten capaces y competentes.
Su sentimiento es, de lejos, el ingrediente más relevante de esta receta. Al igual que cuando aprenden a atarse los zapatos se sienten mayores, el hecho de ir cogiendo las riendas de sus diferentes responsabilidades les despierta una sensación de evolución que es la que debemos buscar.

Queremos que sean autónomos para que desaparezcan los miedos, la inseguridad, esas verbalizaciones tan desajustadas con respecto a la realidad “es que si no me ayudas, no voy a poder”. Pueden, por supuesto que pueden y los primeros que debemos creerlo y proyectarlo somos nosotros como padres.

No olvidemos la repercusión de dicha gran capacidad en las emociones, es por ello que nuestro recurso incluye un apartado donde cada niñ@ tenga la oportunidad de plasmar cómo se siente. La expresión y gestión emocional son habilidades transversales que refuerzan en gran medida los ingredientes de nuestra obra de chefs.

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En relación con la introspección, con la capacidad para ver cómo se encuentran ellos mismos, podemos facilitar el análisis de su ejecución introduciendo algunas frases a modo de retroalimentación. No basta con hacer las cosas, con que recojamos y ya, este empoderamiento se beneficiará enormemente si vamos evaluando nuestro día a día y expresamos lo que sentimos.

La autonomía como hemos señalado es un puzle de incontables piezas, por lo que es indispensable que nosotros ayudemos a recopilar el resto.

De hecho, cuanto más bonito sea nuestro puzle, más probabilidad de que nos enganche. De ahí que os presentemos un recurso visual y manipulable que se puede adaptar a todos los intereses (forma de balón, zapatilla de ballet, libro, partitura…) precisando de una motivación y creatividad que sin duda facilitará un aprendizaje más constructivo.

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Como en ningún momento tenemos como finalidad ofrecer pautas que apliquéis como robots, si no reflexionar sobre qué le pido a mi hijo, qué me pido a mí, cómo lo estoy incentivando y si podría haber un plan b que nos ayude a ajustarnos a nuestros objetivos de manera más eficaz, os dejamos el recurso en pos de que os inspire, os sea útil y dediquéis unos minutos a pensar en la siguiente frase:

“Ayúdame a hacerlo por mí mismo”.

Ana Aso

Psicóloga de Educ-at

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educatdah.com

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resumen jornada

La grata experiencia de asistir este 11 de noviembre en el IES Santamarca de Madrid a la V Jornada de sensibilización del TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), como miembro  del equipo de Educ-at, me lleva hoy a compartirla con vosotros con la intención de que aquellos que lo lean puedan sentir lo mismo que yo al terminar de presenciar las ponencias de su programación: Una mayor comprensión y ganas de impulsar el avance en este ámbito, ya que cada vez tiene más cabida gracias a acciones como esta, que le dan una mayor visualización y sobre todo más adecuada.

Comenzaba la ponencia D. Ángel Terrón (psicólogo y director de Educ-at) de la forma más apropiada posible, desde el rincón más importante y quizá de mayor difícil acceso, pero donde debemos siempre tener en cuenta lo que sucede, aunque no lo podamos ver, desde dentro de la mente del niño TDAH. Una mente maravillosa a la vez que diferente. ¿Y es que hay algo más importante que lo que ellos sienten? Esta mente tan especial, nos permite demostrar que el TDAH lejos de ser un trastorno grave es un trastorno mal enfocado, razón de peso para adentrarnos en ella y desde allí, bajo el foco de la compresión, poder ayudarles.

Entraba a colación D. Juan Múzquiz (psicólogo experto antibullying) que tras la clarificación de lo que es el Bullying y un recorrido por sus diferentes perfiles, hacía alusión a lo que yo considero el pedal del freno verdaderamente efectivo para este hostigamiento, la comunicación. Sembraba así la tranquilidad entregándonos un Kit de emergencia sumamente útil, basado en pautas prácticas para las familias (“dialogar vosotros para que lo hagan ellos,  no os alarméis cuando se expresen, dar apoyo…”) acciones que cualquier padre sumido de manera natural en el miedo y la preocupación olvida como llevar a cabo y que son las responsables de permitir un cambio positivo ante estas situaciones.

Formaban mesa de debate, D. Alberto Jiménez (psicólogo y director adjunto de Educ-at) y D. Iván Martín (psicólogo en ANSHDA) para recordarnos que lo más importante, por encima incluso de las habilidades académicas, son las habilidades sociales. Y muy de acuerdo con ellos, siendo uno de los consejos que yo agregue hace tiempo a mi banco de recursos como obligatoria recomendación en todos mis casos, proponían para su desarrollo y fortalecimiento la realización, entre otras, de deporte en equipo. Desgaste del exceso de energía junto al desarrollo de aptitudes como la cooperación, el manejo emocional, la gestión de la frustración… todo en la misma actividad, que además es placentera.

Intervenía D. Miguel Fernández (jefe de estudios del IES Santamarca) informándonos de las medidas TDAH dentro de la enseñanza pública, sus limitaciones y los avances más actualizados. Con ello conseguía hacernos ver, que si bien es cierto que cada vez son más y mejores, existe un gran margen de perfeccionamiento, que llenaba la sala de esperanza y proactividad en este sentido.

Llegaba así, en mi opinión, uno de los mejores momentos de la mañana, donde Dña. Lorena Salmerón y Dña. Ana Aso (ambas psicólogas de Educ-at) nos hablaban del rol de las familias, con un objetivo común a quienes trabajamos con TDAH a nivel familiar, superar la culpa. Comenzaban lanzando una reflexión muy acertada “a todos nos han enseñado a perdonar a los demás,   ¿pero hemos aprendido a perdonarnos a nosotros mismos?” y dando cabida al error, la flexibilidad y la búsqueda de soluciones, permitían que todos los padres de la sala, comprendieran que “como en los accidentes de avión, deben coger primero su mascarilla de oxigeno y respirar para poder ponerles la mascarilla a sus hijos y que respiren también”

Luego Dña. Ángela Martín (orientadora del colegio Nuevo Velázquez) y Dña. Imaculada Blanco (subdirectora del colegio Nuevo Velázquez) proyectaban una serie de estrategias en la escuela encaminadas a la transformación de la educación de hoy, basada en la obsoleta clase magistral por una educación renovada y adaptada a las necesidades propias del siglo XXI y nos ofrecían un amplio abanico tácticas modernizadas que los alumnos y los docentes de hoy estarían encantados de poder utilizar.

Otra de mis compañeras, Dña. Patricia Francisco (neuropsicóloga de Educ-at) ponía a nuestro alcance el conocimiento neuropsicológico vinculado al TDAH explicándonos la estrecha relación entre cerebro y conducta además de darnos la receta para un recorrido con éxito, el fortalecimiento de las potencialidades donde apoyar el desarrollo funcional.

Llegaba el final de la jornada con la mesa de debate sanitaria, donde Dra. Rebeca Losada (médico-pediatra) y Dña. Teresa Moras (presidenta de ASHDA) nos ilustraban ofreciéndonos el conocimiento necesario para la realización de un buen plan diagnóstico y revisando los últimos avances en medicación.

El turno de preguntas final cerraba la mañana con un sentimiento global de comprensión y aceptación que nos permitía cubrir el lema que daba nombre este año a la jornada: Las 3 P´s del TDAH: Prevenir, Proteger y Potenciar. Objetivos para los que a día de hoy, gracias a la colaboración de ANSHDA, EDUC-AT y al Colegio Nuevo Velazquez, estamos preparados para conseguir.

 

Nuria Moreno Ayuso

Psicóloga de Educ-at