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Seguro que alguna vez has escuchado de cerca la frase: “esfuérzate más”, o dicha de otra manera:“necesita más esfuerzo”; y seguro que las primeras veces han sido en las etapas de primaria y secundaria, aquellas que cursan con el desarrollo bio-psico-social del niño, y por tanto pueden dejar huella de cara a la etapa adulta si no se cuenta con una autoestima fortalecida.

La mayoría de los casos con los que trabajamos en Educ-at cursan con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) o presentan sintomatología sin llegar al diagnóstico, pero casi todos ellos se asemejan en manifestar dificultades atencionales las cuales les penalizan en el sistema escolar actual. Un sistema escolar imperante con un formato de clases teóricas, donde el alumno es el oyente, no debe levantarse de su asiento, y se tiene que automotivar para tener una escucha activa durante horas.

Estos menores con TDAH al llegar a su casa, y debido al pobre aprovechamiento de las clases, tienen que reponerse a pesar de la jornada “laboral” y entender la teoría que no han entendido en clase, hacer ejercicios, incluso estudiar para el examen del día siguiente. Esas dificultades atencionales, las distracciones (internas y externas) que presentan y lo que les cuesta inhibirlas y reconducirlas, junto con el cansancio acumulado por el esfuerzo mantenido que deben de hacer, les conllevan cierta pérdida de tiempo hábil. Si sumamos las 8 horas de colegio, más las 4 horas de la tarde que utilizan para la tarea de casa, contamos con 12 horas de trabajo, que aprovechadas o no, tienen que estar dedicadas a lo escolar.

Por tanto, aquellas personas que les digan que tienen que esforzarse más, estarán siendo generalmente injustos con ellos, por no entender sus dificultades y por no valorar lo que ya están haciendo.

Con el fin de crear conciencia y que cada vez quede menos para que esto deje de ocurrir, os dejamos este decálogo con diez pautas para valorar su esfuerzo y animarles a seguir en los momentos de bloqueo:

1. Empatiza y refuerza positivamente lo que ya sí están haciendo: es importante entender que ellos tienen la sensación de que están haciendo todo lo que pueden, ocurriendo que a veces no se les reconoce esa labor y sólo se les exige más.

2. Muéstrales la realidad objetiva: en muchas ocasiones, ante la incongruencia de la exigencia externa y la sensación interna de saturación, los menores piensan que no merece la pena seguir estudiando. Tienen la sensación de indefensión, de que hagan lo que hagan no va a servir. Haced un listado de cosas objetivas que se están haciendo hasta ahora y que hay que mantener hasta el final para conseguir el objetivo.

3. Recurre a experiencias de éxito: debido a la carga emocional, les resulta difícil recordar episodios anteriores en los que lograron sus metas. Aprovecha para recordárselos y desmontar sus teorías negativas del momento.

4. Dale tiempo para expresar su frustración: necesitan gestionar esa emoción que les está frenando.

5. Stop, ¡para!: muchas veces, ante el bloqueo, lo mejor es parar, tomar aire, salir a la calle para organizar la mente y volver a la tarea. No es perder tiempo, es aprovechar lo que queda con las pilas cargadas.

6. Pídele que, junto a ti, también reflexione en voz alta y busque soluciones a esta situación. Sus alternativas son igual de válidas e importantes.

7. La importancia de la palabra: el hecho de cómo nos hablamos, guía nuestra emoción y nuestro comportamiento. Por tanto, haced conscientes todas las ideas distorsionadas que pueden salir de esta situación: “no voy a ser capaz”, “nunca es suficiente”, “es imposible”. Tienden a catastrofizar o polarizar la realidad. Por cada pensamiento dañino, dos positivos.

8. Fomenta el desarrollo de otras áreas vitales: los menores son mucho más que el área académica. Necesitan desconectar del colegio, y hacer deporte o actividades de ocio en familia y con amigos son una buena opción.

9. Informa a los profesores: muchas veces los centros educativos no son conscientes de cómo afectan el día a día y sus comentarios a los alumnos. Ellos también pueden y deben ayudar a su alumno de manera individualizada.

10. Agradece. Si has conseguido aplicar alguna de las pautas aquí presentes, significa que has podido entablar una conversación profunda con ese niño o alumno que tenía un problema. Dale las gracias por haber compartido eso contigo, fomentarás un buen vínculo y mayor confianza para futuras ocasiones.

Todos los que formamos parte de las áreas de influencia de nuestros menores podemos ayudarles en mayor o menor medida, por tanto padres, familiares, profesionales de la salud, educación y deporte, amigos, etc… sigamos ayudando a crecer.

Laura Martín

Psicóloga de Educ-at

educatdah.com

 

3ª sesion Escuela de Padres Educ-at
Estimados padres,
Nos complace invitaros a la tercera sesión de nuestra Escuela de Padres que tendrá lugar el miércoles 16 de diciembre a las 18.00 horas en el Colegio Nuevo Velázquez (Madrid). Esta sesión la hemos titulado «Estilos educativos y pautas a modificar. Aspectos a tener en cuenta en periodo de vacaciones».
La educación perfecta desgraciadamente no existe, pero si aprendemos a identificar cuáles son los estilos educativos existentes y cuál es el más recomendable para los niños y adolescentes con TDAH (atendiendo a cada caso y cada contexto) estaremos ayudando a manejar las problemáticas que se dan en el día a día y acercándonos a un ideal de educación lo más ajustado posible a cada circunstancia.
Por todo ello, en esta sesión queremos tratar el tema de los estilos educativos. Aprender que existen 4 tipos diferentes de estilos educativos los cuáles se establecen en función de dos continuos: el del ejercer un control (de mayor control a menor control) y el de ofrecer un apoyo emocional (de un mayor apoyo a un menor apoyo).
Esta parte la completaremos con una parte esencial: la modificación de la conducta del chico con TDAH. Por tanto, hablaremos de pautas para modificar comportamientos atendiendo a las particularidades del trastorno: el papel que juega la inatención y la autoestima, qué hacer cuando nos encontramos resistencia, cómo utilizar el diálogo, la importancia del mantenimiento de consecuencias, etc. Comprenderemos la relación que guardan estos aspectos con la instauración de conductas deseadas en el niño y adolescente con TDAH, así como aprenderemos una serie de estrategias que nos permitan llevarlas a cabo de manera satisfactoria.
Por último nos encontramos en una época del año en la que tienden a surgir muchas dudas a los padres de cómo actuar, por lo que no queremos dejar pasar la oportunidad de incidir en cómo afrontar las vacaciones de Navidad. Trataremos temas relacionados sobre qué decisiones tomar si le han quedado varias asignaturas, si es beneficioso desapuntarle de las actividades extraescolares, si deben tener más o menos regalos, mantener unas rutinas mínimas, cómo reforzarles si las notas han sido las adecuadas o cómo motivarles de cara al segundo trimestre. Todo ello de cara a proponeros una serie de orientaciones y pautas para un mejor afrontamiento de este periodo.
No obstante, la Escuela de Padres está orientada para ofrecer un ESPACIO DONDE SOLVENTAR VUESTRAS DUDAS, por lo que siempre se busca, en relación al tema planteado, que sea dinámico y participativo con el objetivo de poder ofrecer una ayuda más ajustada.
Para reservar vuestra plaza o recibir información no dudéis en poneros en contacto con nosotros a través de info@educatdah.com o en el 665.97.55.21
¡Os esperamos!
Muchas gracias,
Equipo de Educ-at.
educatdah.com

Inteligencia_emocional

En la anterior entrada hablamos sobre qué son las emociones y por qué el procesamiento emocional se ve afectado en las personas que sufren TDAH. Hoy vamos a intentar explicar qué alteraciones emocionales son típicas en el TDAH y qué se puede hacer para intentar combatirlas.

Mucho se habla en los últimos años sobre la Inteligencia Emocional (IE) y la importancia de saber manejar bien las emociones. Podemos definir la IE como la “habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizarlos para dirigir los propios pensamientos y acciones”. La IE está compuesta de 4 habilidades:

  1. Percepción: capacidad para percibir, identificar y expresar las emociones.
  2. Facilitación: capacidad para guiar nuestro pensamiento y toma de decisiones utilizando las emociones.
  3. Comprensión: capacidad para comprender y analizar las emociones utilizando el conocimiento emocional. Tanto las propias como las ajenas (es lo que llamamos la empatía). Esta habilidad es muy necesaria para una correcta socialización.
  4. Regulación: es la más compleja y se refiere a aquella capacidad para mitigar las emociones negativas y potenciar las positivas (tanto ajenas como propias), sin reprimir ni exagerar la información que aportan.

Siguiendo el modelo de las habilidades de la IE, los niños, adolescentes y adultos con TDAH presentan dificultades en las diversas capacidades que lo conforman: percepción, comprensión, regulación y facilitación.

Si bien se encuentran complicaciones a la hora de percibir y comprender emociones (sobre todo en el reconocimiento facial y en la entonación vocal asociada a las mismas), donde más se observan problemas es en la regulación emocional. Esto tiene una explicación “sencilla” y es que para que se lleve a cabo una correcta regulación emocional entran en juego componentes del control inhibitorio de la respuesta, los cuales se encuentran afectados por el trastorno.

Si a cualquiera de nosotros, ante una situación que genera una “tensión” o “activación” -emocional- desencadenado por un estímulo (esté presente o no), en muchas ocasiones nos es complicado de valorar objetivamente las diferentes perspectivas posibles y actuar en consonancia, a todas aquellas personas a las cuales el procesamiento y elaboración de una respuesta se encuentra damnificado, debido a un déficit neurobiológico, lo convierte en todo un reto difícil de superar.

Debemos saber que todo el procesamiento de la información es emocional. Antiguamente (y no hace tantos años) se considera a las emociones como entidades que interferían en el raciocinio, es decir, privaban a las personas de la capacidad de un razonamiento lógico y coherente. Hoy en día, gracias al interés que ha suscitado en las últimas décadas el campo de las emociones sabemos que éstas no son un lujo sino que el componente emocional es básico para el procesamiento racional (entre otras funciones que expusimos en el anterior post). Sin las emociones los seres humanos seríamos poco más que máquinas que trabajan y reaccionan de la misma manera día tras día.

No obstante, como comentábamos en la pasada entrada de blog, la “energía” para el control de las emociones surge a través de las funciones ejecutivas (quienes se encargan de decidir cuál va a ser la manera de responder, cuál va a ser el comportamiento o la conducta a realizar). Pero en el TDAH dichas funciones no se desempeñan tan adecuadamente como deberían. Por lo tanto, aquellas que se dedican al control emocional y al control de impulsos son las responsables de los altos niveles de agresividad, irritabilidad o frustración que se observan en algunos niños y adultos con TDAH.

Además de estos fallos en la regulación emocional, otras dificultades en este campo que suelen presentar los niños, adolescentes y adultos con TDAH es que son muy extremistas, muy pasionales. Viven las emociones de manera muy intensa, tanto las positivas como las negativas. Tienden a mostrarse muy insistentes cuando desean algo, o excesivamente contentos cuando están alegres, o muy apenados cuando les ha ocurrido algo triste, o reaccionan de manera desproporcionadas con ira ante situaciones que perciben injustas (a pesar de que no sean ellos los principales afectados).

Aunque, en algunos casos, nos los podremos encontrar muy apáticos. Fruto de una baja autoestima y de una escasa motivación, podemos encontrar que responden con bloqueos o con sentimientos de incapacidad ante determinadas situaciones problemáticas. Esto puede desencadenar en algún trastorno comórbido de ansiedad o en el estado de ánimo.

Sin embargo, no queremos caer en catastrofismos y en este mismo ámbito, las personas con TDAH demuestran poseer unas virtudes muy positivas. Son bondadosos, muy cariñosos y emotivos y con un sentimiento de fidelidad muy alto. Son personas con mucha sensibilidad que si se les enseña a canalizarla adecuadamente puede ser un buen pilar donde sustentar su desarrollo. Por todo es importante trabajar este aspecto desde pequeñitos, aunque no hay un límite para empezar a trabajarlo.

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA FOMENTAR SU DESARROLLO EMOCIONAL?

Como venimos comentando, las emociones condicionan nuestra vida puesto que condicionan nuestras conductas. Entonces, es necesario aprender a regular nuestras emociones para ser capaz, posteriormente, de regular nuestro comportamiento.

Pese a que, en mucha ocasiones, lo mejor es contar con la ayuda de un profesional que le ayuda a entender las emociones y cómo manejarlas, desde casa se pueden llevar a cabo una serie de consejos para potenciarlo:

  1. Ponga con palabras cómo se siente. La mejor manera de enseñarle a percibir sus propias emociones es, al principio, ponerle “en su boca” como se siente. Es decir, si está mostrándose frustrado, es conveniente comentarle de manera pausada: “es normal que te sientas frustrado ya que tú esperabas que te comprara golosinas y en este momento no es posible”. De esta forma le estamos diciendo no sólo cómo se siente sino también el por qué.
  2. Entrenarles en autoinstrucciones. Los niños y adolescentes con TDAH presentan un retraso en la adquisición del lenguaje interno. Es decir, no saben hablarse a sí mismos. Las personas utilizamos este lenguaje interno para guiar nuestra propia conducta por lo que se antoja fundamental enseñarles esta estrategia que les permita a ellos orientar su conducta hasta una respuesta adecuada. «Aunque me apetezcan golosinas si mamá no me las compra debo permanecer tranquilo porque sino se enfadará».
  3. Utilizar técnicas de autocontrol. Basadas en la misma idea de las autoinstrucciones, técnicas como la del semáforo son muy efectivas. Antes de responder el niño debe pasar por los 3 colores típicos de semáforo: el rojo es parar, el amarillo pensar (¿cómo voy a actuar?¿Por qué?) y el verde es actuar una vez que hemos decidido qué respuesta es la más adecuada.

Tanto la interiorización por parte del niño de las técnicas de autocontrol como las autoinstrucciones son costosas, pero una vez implementadas son muy provechosas. Primeramente debemos partir de un modelado externo para ir, poco a poco, que el niño lo vaya interiorizando y autodirigiéndose.

  1. Aprovéchate de vídeos o películas para trabajar las emociones y la empatía. Mientras veis una película o una serie o una situación de la vida cotidiana de otra persona podéis preguntarle cómo cree que se siente él o ella y por qué. En edades más tempranas los cuentos pueden ser buenas herramientas para trabajar este aspecto.

Luego le podéis preguntar qué hubiera hecho él en esa situación, o qué le hubiera recomendado hacer si pudiera darle algún consejo. Este es un procedimiento muy efectivo para trabajar con el niño situaciones problemáticas que se puede encontrar pero despersonalizándolo en otra persona. Es decir, no es él quién lo está viviendo y, por lo tanto, es “más sencillo” encontrar una solución. Estaremos trabajando con él de manera anticipatoria acontecimientos que pueden suponerle algún contratiempo en el futuro.

CONCLUSIONES

Las personas con TDAH muestran dificultades en varios de los componentes de la Inteligencia Emocional (percepción, comprensión, expresión y regulación). Esto, junto con los déficits neurobiológicos que presentan (principalmente en las funciones ejecutivas) conlleva que padezcan algunas alteraciones a nivel emocional. Se muestran más predispuestos a reaccionar de manera desproporcionada ante las situaciones lo que les hace sentir en muchas ocasiones torbellinos emocionales. Sin embargo, tienen la facilidad de olvidar lo ocurrido al poco tiempo, cosa que no ocurre con la gente de su entorno, lo que provoca en muchas ocasiones perplejidad y malestar en los otros.

Además ya sabemos que las emociones interfieren en nuestra conducta y en nuestra toma de decisiones. Por todo ello se antoja fundamental trabajar esta área desde lo antes posible y así evitar posibles problemáticas asociadas.

Una dificultad, la cual nos hace sentir una emoción negativa, no nos afecta tan profundamente cuando somos conocedores de cómo nos sentimos y porqué. Si igualmente, reconocemos tener recursos para salir adelante, el problema continuará siendo del mismo tamaño, pero ahora lo contemplaremos en su propia perspectiva y sin perder el sentido de las proporciones. Si tenemos un fracaso, pero nos vemos competentes, no nos consideraremos a nosotros mismos como unos fracasados, sino que volveremos a empezar con fuerzas renovadas hasta que convirtamos la derrota en victoria.

Equipo de Educ-at

educatdah.com

Para recibir más información sobre nosotros y nuestros servicios estaremos encantados de poder atenderles en el teléfono 665.97.55.21 o a través de nuestro correo info@educatdah.com.

emociones niño

Los principales síntomas del TDAH son la inatención, la excesiva actividad motora y la impulsividad, pero éstos no son las únicas problemáticas asociadas a él, sino que pueden sufrir otras dificultades en diversos aspectos. Ejemplos de ellos son las dificultades que presentan en el desarrollo de un lenguaje interno, la necesidad de motivadores y refuerzos inmediatos, problemas a la hora de rendir en tareas escolares o una hipersensibilidad o fallos en la regulación de las emociones. Es de éste último punto al que nos queremos referir en la entrada de hoy.

Para no extendernos demasiado y no convertirlo en una lectura larga y tediosa, hemos decidido dividir este breve dossier sobre las emociones y el TDAH en dos bloques:

  • En el primero de ellos trataremos aspectos básicos y de manera breve sobre las emociones:  qué son, qué funciones tienen, sus bases neurobiológicas y su relación con las alteraciones inherentes al TDAH
  • Un segundo bloque en el que trataremos las alteraciones emocionales que nos encontramos en el TDAH y qué podemos hacer para su manejo.

La palabra emoción proviene del latín ‘emovere’ que significa «mover, poner en movimiento o excitar», esto quiere decir que las emociones “nos activa, nos impulsan para la acción”. Por lo tanto y, aunque existen dificultades para su definición, podríamos determinar que las emociones son una serie de reacciones de los individuos ante situaciones relevantes, que tiene carácter universal y que producen cambios en nuestra experiencia afectiva, en nuestra activación fisiológica y en la expresión. Es decir, es una reacción psicofisiológica (con un componente subjetivo al ambiente que viene acompañado de cambios fisiológicos) qué se desencadenan ante ciertos estímulos del individuo que pueden ser percibidos por cualquiera de nuestros sentidos o evocados por nosotros (a través de un pensamiento, recuerdo, una canción, etc).

Las emociones están relacionadas con procesos como la atención y la memoria y cumplen una función motivacional, social y, principalmente, adaptativa. Es decir, las emociones nos aportan información sobre cómo interpretamos la información del entorno y “nos dirige” la acción hacia una determinada conducta.

De esta manera nos encontramos que las emociones primarias (miedo, sorpresa, asco, ira, tristeza y alegría) guardan las siguientes funciones totalmente fundamentales para nuestra supervivencia:

  • MIEDO: Se da cuando anticipamos una amenaza o peligro que nos produce ansiedad, incertidumbre o inseguridad. Tendemos entonces hacia la protección.
  • SORPRESA: Se ocasiona cuando algo nos produce sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Provoca una aproximación cognitiva para saber qué pasa y nos ayuda a orientarnos frente a la nueva situación.
  • ASCO: Aparece ante un estímulo aversivo. De esta manera la respuesta que motiva es la de rechazo ante aquello que lo genera.
  • IRA: Se elicita ante situaciones que consideramos injustas o malintencionadas o cuando nos bloquean la consecución de una meta o satisfacción de una necesidad. Las respuestas que movilizan es de “destrucción” hacia aquellos que nos lo impide, o de defender aquellos que consideramos nuestro.
  • ALEGRÍA: Provoca sensaciones de bienestar, de seguridad. Nos induce a la repetición de estas situaciones que nos hacen sentir bien.
  • TRISTEZA: Aparece cuando no hemos conseguido un objetivo o cuando no se han cumplido nuestras expectativas. Moviliza respuestas dirigidas hacia la instrospección (¿por qué ha ocurrido?) o hacia una nueva reintegración personal.

Con  esto queremos manifestar que no debemos reprimir o ignorar nuestras emociones (tanto primarias como secundarias), por muy negativas o intensas que sean, puesto que nos están aportando información útil que nos ayuda a dirigir y entender nuestra conducta y, por ende, nuestra vida.

¿POR QUÉ LAS PERSONAS AFECTADAS POR TDAH TIENE DIFICULTADES PARA MANEJAR SUS EMOCIONES?

Para entender un poco más por qué las personas que sufren TDAH presentan dificultades en el ámbito emocional debemos entender las bases neurológicas que intervienen en el procesamiento, valoración y control de las emociones y cómo estas se relacionan con las alteraciones neurobiológicas características en el trastorno.

Aunque no se ha terminado de identificar claramente el origen del TDAH, los estudios científicos (mediante técnicas de imagen cerebral) señalan que las regiones implicadas se sitúan en la corteza prefrontal (entre ellas la corteza cingulada) y los ganglios basales, áreas involucradas en las funciones ejecutivas o en el control de las respuestas y el movimiento. Por otro lado, la red neuronal involucrada en el procesamiento emocional incluye estructuras como el tronco cerebral, el hipotálamo, la amígdala, la corteza prefrontal y la corteza cíngulada. Esto quiere decir que algunas de las regiones cerebrales que parecen alterarse en el TDAH afectan también al procesamiento, control y expresión emocional. Para el caso de la regulación emocional circuito que principalmente se ve afectado es el Circuito Cortex Prefrontal Orbital-estriado-talámico.

A su vez, es reconocido por todos, que existe una alteración neuroquímica en el sistema dopaminérgico que afecta al TDAH. Esta alteración se refiere a que fuera de la neurona, en el espacio destinado a la transmisión del impulso nervioso (espacio sináptico) hacia otra neurona, no hay una suficiente concentración de dopamina, por lo que el impulso nervioso (y por lo tanto la información que traslada sea del tipo que sea) no se transmite de forma totalmente óptima. Esto quiere decir, que a medida que se difunde el mensaje se va perdiendo información por el camino, lo que provoca que el procesamiento de la información sea superficial y de esa sensación de que “no se ha enterado de nada”. Esto afecta a todo procesamiento de la información que provenga del entorno, sea de la índole que sea (emociones, el texto que se tiene que aprender, las instrucciones que se le están dando, etc.).

La dopamina es un neurotransmisor que se relaciona estrechamente no sólo con alteraciones motoras y cognitivas, sino también con dificultades en distintos procesos emocionales y motivacionales. Por lo que se insinúa que el tratamiento farmacológico con metilfenidato (el cual aumenta la concentración de dopamina) tendría una función y un beneficio también en este componente afectivo.

Con esto queremos demostrar que, aunque queda mucho por ser estudiado, existen evidencias científicas de que las personas afectadas con TDAH presentan anomalías neuronales en el procesamiento emocional que se relacionan a su vez y, en ciertos aspectos, con la sintomatología inherente al trastorno.

En conclusión, si el TDAH implica un desarrollo y maduración más lento de determinadas partes del cerebro, las cuales están involucradas tanto en el control e inhibición de las conductas como en la regulación y control emocional, nos encontramos con estas problemáticas asociadas al trastorno. Dichas dificultades son más perceptibles cuanto más inmaduro sea el cerebro del individuo, por lo que es en las edades más tempranas donde se observan más diferencias con el resto de los niños de igual edad biológica. De la misma manera es en la adolescencia donde, si juntamos los cambios hormonales típicos que conllevan cambios en el estado de ánimo con las dificultades emocionales que presentan estos chicos, donde se exhacerban de nuevo estas diferencias y pueden ocasionar problemáticas de diversa naturaleza (en la autoestima, motivación, sociales, del estado de ánimo, de conductas, de abuso de sustancias, etc.)

¿Esto quiere decir que no se puede trabajar para mejorar estos aspectos o que solo el paso del tiempo es la única solución? Nada más lejos de la realidad. Dejar pasar el tiempo solo puede empeorar las cosas. Se antoja necesario incidir en este punto en cualquier intervención, ya sea como medida de prevención para un futuro como para intentar resolver una situación conflictiva en el presente.

De esta manera, todos los componentes de nuestro equipo tienen una alta formación y experiencia en fomentar una buena educación emocional que ayude a los chicos y chicas con TDAH a desarrollar un crecimiento personal y emocional adecuado. Por todo ello, en la siguiente entrada de blog trataremos e intentaremos explicar que alteraciones emocionales suelen presentar los niños, adolescentes y adultos con TDAH y qué podemos hacer para combatirlos.

Equipo de Educ-at

educatdah.com

Para recibir más información sobre nosotros y nuestros servicios estaremos encantados de poder atenderles en el teléfono 665.97.55.21 o a través de nuestro correo info@educatdah.com.

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Se acaba el curso escolar y con ello empiezan las vacaciones de verano. El curso ha sido largo y en la mayoría de los casos, lleno de obstáculos y dificultades que han supuesto una gran cantidad de esfuerzo y desgaste, tanto para los niños como para las familias. Por ello, este periodo de descanso es muy necesario para todos los miembros de la familia. El objetivo es desconectar, cargar las pilas para el próximo curso escolar y rehacer y fortalecer lazos familiares que se hayan podido resentir por la presión académica. Pero debemos tener en cuenta una serie de recomendaciones para enfocar y manejar este tramo de una forma más óptima, puesto que el cambio de rutinas y hábitos en los niños y adolescentes con TDAH tienden a generar momentos de confusión.

1. Mreloj-allende-700x295ANTÉN UNAS RUTINAS

Los niños con TDAH presentan una mayor dificultad para automatizar determinadas conductas. Esto ocurre porque carecen o presentan un retraso a la hora de adquirir un lenguaje interno que les guíe en la realización de tareas que requieren llevar a cabo una secuencia de pasos. Para fomentar esta motorización de los comportamientos utilizamos las autoinstrucciones y la implantación de unos hábitos y rutinas.

Los hábitos y las rutinas ayudan al niño a estructurar su tiempo y a instaurar conductas. Con la repetición continua de unos procedimientos se produce la automatización de los mismos, lo que conlleva un menor desgaste mental y les permite rendir mejor. Cuando las tareas se repiten en la misma secuencia cada día, el niño aprende y entiende dicha cadena de etapas y anticipa qué actividad viene después, lo que permite que se prepare para ello.

Durante el periodo de vacaciones los horarios se vuelven más flexibles y para los padres es más costoso mantener las rutinas, lo que genera en el niño confusión y puede desembocar en que se muestre más inquieto y descontrolado. De esta manera, por ejemplo, si durante el curso hemos conseguido que alcance la costumbre de antes de comer lavarse las manos y después de comer acude a lavarse los dientes debemos promover y reforzar a que se mantengan.

2. EScalendarioTRUCTURA SU TIEMPO Y ANTICIPA LAS SITUACIONES

Al igual que con las rutinas, un entorno estructurado en el que se anticipen las actividades, viajes, obligaciones, etc. permiten al niño con TDAH conocer de antemano qué es lo que se espera de él y responder de una manera más funcional y adecuada. Esto no quiere decir que nos tengamos que mantener tan estrictos como durante el periodo escolar. Como ha comentado en alguna ocasión Trinidad Bonet, psicóloga que participó en el proyecto PANDAH: «muchas veces el problema radica en que los padres también estamos cansados de todo el curso escolar y del invierno, nos relajamos y no llegamos a seguir unas pautas ni orden durante las vacaciones».

Una buena estrategia puede ser tener un calendario en algún sitio visible donde estén anotados las fechas más reseñables para el niño o que impliquen un cambio en su rutina. Irle haciendo comentarios recordatorios los días previos sobre ese acontecimiento hasta el día mencionado les ayuda a manejarlo y a preveerlo.

De igual manera, durante el verano se pueden dar situaciones en las que su impulsividad e hiperactividad puedan acarrear consecuencias negativas. Anticiparnos a estos hechos y recordarle una serie de pautas ayudarán a evitarlas. Así por ejemplo si vamos a una piscina le recordaremos antes, asegurándonos que nos escucha y entiende, las normas de las mismas o qué hacer si por lo que fuera os perdiese de vista. Para estas situaciones siempre es recomendable que se aprenda un teléfono de contacto o pautar con él un sitio donde reunirse.

3. Msemaforo-verdeANTÉN PAUTAS CONDUCTUALES COMUNES

Es evidente que el periodo de vacaciones debemos mantener un ambiente más distendido, eliminando la presión que en muchas ocasiones exige el curso académico. Pero en algunas ocasiones esto puede conllevar que el niño crea (fruto de su pensamiento inmaduro) que ya no existen unas mínimas normas de conductas, o que aquellos comportamientos que consideramos inapropiados dejan de serlo durante este tramo.

Cuando cogemos el coche sabemos que la luz roja del semáforo significa frenar, la verde continuar y el ámbar frenar o continuar dependiendo del punto en el que te encuentres cuando se enciende. Pero ahora imaginad que al día siguiente la luz roja pasa a significar continuar, la ámbar parar y la verde parar o continuar. Y al día siguiente la verde es parar el ámbar continuar y la roja parar o continuar. Y así sucesivamente. Si se producen cambios en las reglas continuamente, ocurrirá que cuando vayamos a coger el coche tendremos unos altos niveles de estrés pues no sabremos que reglas debemos aplicar en ese día.

Por todo ello debemos mantener unas pautas educativas comunes para no desconcertar a nuestros hijos. Siguiendo el ejemplo del semáforo, debemos tener claro aquellas conductas que nunca vamos a permitir (luz roja), aquellas que siempre permitimos (luz verde) y aquellas que dependen de la situación y el contexto (luz ámbar). Si lo que un día es luz roja, al poco es luz verde, y la que era luz verde al día siguiente es ámbar lo que estaremos provocando es desorientar al niño y que no sepa cómo actuar ante esas situaciones. Una vez decidido tenemos que prolongarlas durante todo el año.

4. Ujuegos_seccionTILIZA EL JUEGO PARA QUE APRENDAN

El verano es para pasarlo bien y para que los niños se sientan liberados de la presión del colegio. Es un tiempo para disfrutar pero también para organizar actividades que ayuden a los niños con TDAH a aprender a controlar su movimiento, su atención sostenida y selectiva, la memoria, la psicomotricidad, el respeto de las normas y turnos, etc..

Por ejemplo una herramienta que utilizamos en consulta para trabajar la atención sostenida y selectiva son los libros del tipo «Encuentra a Wally» (en el que luego no sólo se trata de buscar a Wally). Posteriormente podemos darle la instrucción de que mire una parte en concreto y que intente memorizar para luego realizarle unas preguntas e incidir en ese trabajo en la memoria. Por otro lado existen también juegos gratuitos en tablets e internet que permiten trabajar la memoria de trabajo (la cual tienen a presentar mayores dificultades) en la que sale una serie de colores, sonidos, letras, etc. de manera progresiva y que él tiene que repetirla.

5. CorporaciónTRABAJA ALGÚN ÁREA DE MEJORA

En la misma línea que el apartado anterior. Como comentamos, el periodo de vacaciones es un momento para descansar y reponer fuerzas. Somos partidarios de que los niños deben tener un periodo de descanso total y llenarles las vacaciones de cuadernos de trabajo y tareas académicas puede provocar que no vean el beneficio a trabajar y esforzarse durante todo el año pues «si al final voy a tener que seguir trabajando igual que más da». Debemos pensar también que ocurriría si en nuestras vacaciones nos llamase el jefe para decirle que debemos mandarle diariamente un correo con alguna responsabilidad nuestra. Somos conscientes de que su periodo de vacaciones es grande pero su nivel de madurez, de comprensión y de capacidad para mantener una actitud de trabajo no es la misma que la de los adultos, por lo que necesitan de un periodo de descanso más largo.

Esto no quita que no sea un buen momento para incidir en algunos puntos de mejora o que durante los 2 meses y medio no puedan dedicarle un tiempo a la lectura o algún otro aspecto. Para nosotros es una época en la que aprovechamos para enfocar el trabajo en algunas áreas en las que durante el periodo escolar no se nos permite tan fácilmente por la presión que existe o para iniciar tratamientos que proporcionen una toma de contacto y un trabajo en alguna área específica que refuerce la labor que se continuaría de cara a septiembre.

Si queremos reforzar desde casa alguna habilidad que presente dificultades podemos enmascararla en una tarea más lúdica. Por ejemplo, supongamos que nuestro hijo tiene dificultades lectoescritoras. En verano podemos aprovechar para, si le gusta la cocina y echar una mano a sus padres, imprimir una receta y que sea el niño que vaya leyendo e indicando los pasos a seguir mientras los demás le siguen. Además de esta manera también le estaremos enseñando a continuar unos pasos y «reglas» para que el plato salga bien.

6. Iautoestima2013NCIDE EN SU AUTOESTIMA

El refuerzo positivo y la consecución de logros es totalmente necesario en los niños con TDAH para impulsar su autoestima. Por todo ello, si pueden realizar una actividad que les guste, continuar con algún deporte que practiquen durante el año o descubrir alguna nueva actividad en la que puedan destacar, les resultará beneficioso puesto que estaremos mejorando su propio autoconcepto.

7.vuelta_al_cole PREPARA LA VUELTA AL COLE

Si, lo sabemos. Acaban de empezar las vacaciones y ya estamos hablando de preparar la vuelta. Evidentemente éstae consejo está enfocado al comienzo de septiembre. Para ello os queremos acercar la entrada del blog que publicamos el año pasado por esas fechas: Consejos para días previos al inicio del colegio.

En conclusión, debemos aceptar que durante el periodo estival nuestro hijo puede estar un poco más alterado por los cambios en su rutina diaria que se produce así cómo por la disminución de la exigencia que implican las clases. Entender que es una situación pasajera, frecuente y que llevando a cabo unos pequeños consejos podemos conseguir manejarlo es fundamental. Mantenernos seguros de poder manejarlo, tener paciencia, ser positivos, regular nuestra propias emociones y gestionar y anticipar bien las situaciones os ayudará a disfrutar de vuestras vacaciones en familia más que merecidas.

Si deseáis contactar con el equipo de Educ-at podéis hacerlo a través de nuestra página web: educatdah.com

¡Buen verano!

Equipo de Educ-at